“Un horror que los tribunales decidan”

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO

Charlie Gard es apenas un bebé. Pero la lucha de su familia por mantenerlo en vida, para darle una opción ante una rara enfermedad genética, conmueve a la opinión pública británica e internacional. En las últimas horas, el Papa se pronunció pidiendo respetar la voluntad de los padres. Pero para algunos observadores, Francisco “reaccionó tarde” y le corrigió la plana a la Academia para la Vida del Vaticano, que emitió una declaración el viernes 30. Su presidente, Vincenzo Paglia, replicó: “Hablar de desconectar a un enfermo da asco. Que lo decidan los tribunales es un horror”.

 Es un caso dramático. Extremo. Charlie nació con un “severo síndrome infantil de encefalopatía mitocondrial” que le “priva de la energía necesaria para vivir”. La justicia británica se pronunció por desconectar el respirador artificial que lo tiene en vida, a sus 10 meses. Sus padres quieren apostar por la vida y, por ello, presentaron un recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que fue rechazado el 28 de junio. Ahora la desconexión podría ocurrir de un momento a otro.

El viernes 30, los obispos ingleses emitieron una nota. Su contenido fue retomado por un comunicado de la Academia vaticana, firmada por Paglia. El texto recordó que “jamás se puede poner en práctica gesto alguno que ponga fin intencionalmente a la existencia humana”. Pero reconoció que existen “límites a lo que se puede, dentro de un servicio al enfermo que debe continuar hasta la muerte natural”.

Ese mismo día, los padres consiguieron “un tiempo extra” para el niño, pero les fue impedido la posibilidad de llevarlo a su casa para que pase ahí, con ellos, sus últimas horas. El Papa envió un mensaje en la red social Twitter: “Defender la vida humana, sobre todo cuando está herida por la enfermedad, es un empeño de amor que Dios confía a cada uno”. Un pronunciamiento criticado desde diversos sectores pro-vida dentro de la Iglesia, que lo consideraron ambiguo e inútil.

Dos días después, la tarde del domingo 2 de julio, el portavoz vaticano Greg Burke emitió otra declaración: “El santo padre sigue con afecto y conmoción el caso del pequeño Charlie Gard y expresa la propia cercanía a sus padres. Por ellos reza, deseando que no se desatienda su deseo de acompañar y cuidar hasta el final al propio bebé”. Un mensaje que fue considerado como un cambio de postura con lo expuesto, antes, por la Academia para la Vida. Una especie de corrección.

“Decir que el Papa corrige a la Academia es tener mala fe, quiere decir no haber leído ni a uno ni al otro, probablemente, o, mejor, decir lo que uno piensa distorsionando las afirmaciones, porque es obvio que entre el Papa y la Academia existe una relación”, respondió Vincenzo Paglia, en entrevista con el Vatican Insider.

“Es claro que no existe peor sordo que el que no puede escuchar. La vida debe ser siempre amada y siempre defendida, jamás humillada, jamás acortada, debe ser siempre acompañada con afecto al interior de aquella alianza de amor que jamás se debe interrumpir entre médico, enfermo, familiares, amigos también. ¡Cuidado con confiar a los tribunales situaciones complejas, únicas, extremas, ante las cuales nos encontramos con el misterio de la muerte!”, agregó.

Paglia precisó que antes de emitir su comunicación se informó sobre lo que pensaban los obispos ingleses, porque ellos “conocen mejor los detalles”. Habló con el cardenal arzobispo de Westminster, Vincent Nichols. Lo hizo –añadió- por el bien de las personas. Un bien que “exige reflexión, atención y cercanía, paciencia”.

“La posición de la Academia para la cuestión de Charlie es compleja, porque pide verificar todo, amar de verdad, no dejar a los padres solos, ayudarles. Hablar de “desconectar” a un enfermo me da siempre asco. A una persona no se la desconecta nunca, al contrario”, estableció.

Y apuntó: “Tengo horror al sentir que un tribunal decida, horror en el decir que se le da (al enfermo) un tiempo extra. ¡Estamos locos! La vida debe ser acompañada, amada, y la responsabilidad de la decisión debe ser tomada a nivel colegial, no de un externo. En todo caso, debemos estar atentos a un amor que debe ser verdadero amor y no egoísmo. Debemos llegar a comprender que aquello que la Iglesia llama ensañamiento terapéutico debe ser evitado, porque no hace el bien de la persona sino de aquello que yo pienso que sea el bien”.

Deseó que el “fervor de amor” por Charlie se alargase a otras realidades y, antes que hablar de desconectar, se pudiese “conectar” a todos los niños que mueren en el Mar Mediterráneo por las migraciones, a los ancianos abandonados y no cuidados. Al contrario, se dijo muy favorable a “desconectar” las guerras que están provocando desastres en el Medio Oriente, los bombarderos y los misiles lanzados sobre los hospitales de Alepo, en Siria.

“Ojalá ante estas realidades también se levantase un movimiento de indignación. Es esta la posición que yo defiendo con firmeza, que está muy lejos de los acuerdos o la diplomacia”, estableció.