Cuidados paliativos y salud mental, a debate en el Vaticano

Organizado por la Academia Pontificia para la Vida y la Cumbre Mundial de Innovación para la Salud (World Innovation Summit for Health WISH), los días 11 y 12 de diciembre, se llevará a cabo -en el Augustinianum de Roma- el simposio internacional “Religión y ética médica: Cuidados paliativos y salud mental durante el envejecimiento”.

Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, la sultana Afdhal, directora general de WISH, Qatar y Kamran Abbasi, editor ejecutivo de BMJ (British Medical Journal) presentaron los contenidos y alcances del Simposio.

“Los dos temas elegidos para este Congreso son los cuidados paliativos y la salud mental en el envejecimiento -comenzó explicando monseñor Paglia-. Se trata de dos ámbitos importantes para el futuro de nuestras sociedades y no sólo para la asistencia sanitaria, porque los enfermos y los ancianos son considerados como personas que no tienen nada más que ofrecer. No son productivos, no sirven, son una carga para nuestras sociedades que hacen de la eficiencia un mito absoluto. Una actitud denunciada por el papa Francisco que utiliza, como saben, la eficaz expresión “cultura del descarte”.

“El simposio que comenzamos mañana -señaló el presidente de la Pontificia Academia para la Vida- combina dos cuestiones importantes para el futuro de las políticas sanitarias en muchos países del mundo y no sólo en Occidente. Por un lado, asistimos a un envejecimiento creciente de la población; por otro, a la difusión de una cultura de la eutanasia, porque los enfermos terminales y las personas de edad avanzada se consideran descartables en un mundo centrado en el beneficio y la economía, y las políticas sanitarias a menudo dan paso a una mentalidad contable. En cambio, sabemos bien cuánto los cuidados paliativos sean los protagonistas de la recuperación de un acompañamiento integral del paciente en el contexto de la medicina contemporánea. Y sabemos que podemos cuidar, incluso cuando ya no podemos curar, equilibrando la atención a la persona con los presupuestos económicos. Los expertos nos lo dicen y será discutido durante los trabajos de esta conferencia”.

Y añadió: “Pero también me gustaría destacar otro aspecto, que se refiere a un ámbito fronterizo muy importante. Si, de hecho, los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en un momento de fragilidad, necesitan estar plenamente acompañados, esto es aún más cierto cuando se trata de menores. Una parte específica de nuestro trabajo está dedicada a un ámbito muy delicado y doloroso: los cuidados paliativos pediátricos. Cuando el sufrimiento afecta a los menores, a los niños, nos afecta todavía más”, explicó.

Estos son, pues, los campos en los que las religiones identifican una perspectiva común: un acompañamiento que considera la dimensión física, emocional y espiritual de cada persona. Una lectura de la existencia humana y de la realidad que valore la experiencia religiosa nos permite ver y afirmar un bien que va más allá de la mera medida del cálculo. El reconocimiento de la apertura constitutiva a la trascendencia de la persona nos lleva a afirmar que en la vida humana, aun cuando sea frágil y aparentemente derrotada por la enfermedad, hay un valor intangible”.

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